El rectocele, o prolapso vaginal posterior, es una afección en la que el recto sobresale en la vagina debido al debilitamiento de los músculos del suelo pélvico. Esto puede provocar relaciones sexuales dolorosas, dificultad para defecar e incontinencia urinaria. El tratamiento del rectocele suele consistir en fisioterapia para fortalecer los músculos del suelo pélvico, lo que ayuda a sostener el recto e impide que sobresalga hacia la vagina. Además, para reducir la presión sobre el suelo pélvico pueden recomendarse cambios en el estilo de vida, como evitar el esfuerzo al defecar y mantener un peso saludable.
En los casos más graves también puede recomendarse la cirugía. Este procedimiento consiste en colocar una malla alrededor o a través del recto para ayudar a mantenerlo en su sitio.
Es importante que las personas con rectocele acudan al médico lo antes posible para evitar complicaciones. Con el tratamiento y el control adecuados, las personas pueden llevar una vida sana sin problemas importantes relacionados con esta afección.
Ahora, veamos a fondo todo sobre esta condición:
¿Qué es el rectocele o un prolapso vaginal posterior?
El rectocele, también conocido como prolapso vaginal posterior, es una afección en la que el recto protruye hacia la vagina. Esto ocurre cuando los tejidos pélvicos y vaginales debilitados no pueden sostener el recto y la vagina, haciendo que se presionen entre sí. En algunos casos, se produce una protrusión del recto hacia la vagina. Esto puede causar dolor y molestias durante las relaciones sexuales y las deposiciones.
Es importante señalar que un rectocele no está causado por un esfuerzo durante el parto o una histerectomía, sino por la debilidad de los músculos del suelo pélvico y la pared vaginal, que ejercen presión sobre los tejidos de la zona.
El tratamiento de los rectoceles suele incluir ejercicios de fisioterapia para fortalecer los músculos del suelo pélvico, así como medicamentos como crema de estrógenos o dispositivos pesarios para proporcionar soporte a los tejidos debilitados. En los casos más graves también puede ser necesaria la cirugía.
¿Cuáles son los síntomas del rectocele?
Los síntomas más comunes del rectocele son:
- dificultad para defecar,
- incontinencia fecal y estreñimiento.
En los casos más graves, se puede experimentar dolor durante las relaciones sexuales, sangrado vaginal y un bulto cerca de la abertura vaginal. El rectocele también puede provocar la expulsión de heces por el ano al toser o hacer esfuerzos. Esto puede causar molestias o vergüenza.
En algunos casos, una persona con rectocele puede no experimentar ningún síntoma. Sin embargo, si experimenta alguno de estos síntomas, es importante que busque atención médica lo antes posible para evitar un mayor deterioro de su estado.
La buena noticia es que con el tratamiento adecuado, muchas personas que padecen rectocele pueden encontrar alivio y mejorar su calidad de vida.
Causas del Rectocele
El rectocele se debe a un debilitamiento de los músculos y tejidos situados entre la vagina y el recto, que puede provocar un prolapso.
Este debilitamiento suele estar relacionado con el parto, cambios relacionados con la edad o a otras afecciones médicas. El estreñimiento también puede aumentar el riesgo de desarrollar un rectocele, ya que provoca esfuerzo durante la defecación.
A todo esto también se sabe que influye la herencia genética. Está comprobado que las mujeres cuyas madres o hermanas han padecido esta afección tienen más probabilidades de desarrollarla ellas mismas.
Es importante tener en cuenta que cualquier persona con un prolapso rectal debe consultar a su médico si experimenta algún síntoma relacionado con esta afección, ya que puede ser incómoda e incluso dolorosa si no se trata. Al conocer las causas del rectocele, las personas pueden tomar medidas para reducir el riesgo de desarrollar esta afección y mantener sanos los músculos del suelo pélvico.
Tratamiento del Rectocele
El tratamiento del rectocele tiene por objeto reducir los síntomas asociados a este.
En la mayoría de los casos, las modificaciones del estilo de vida, como una dieta rica en fibra y evitar el estreñimiento, pueden ayudar a reducir las molestias. En los casos más graves de rectocele, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para corregir el prolapso del recto en la vagina. Durante la cirugía pélvica, puede utilizarse una malla para reparar y sostener los músculos debilitados con el fin de evitar nuevos prolapsos. Por lo general, la cirugía sólo se recomienda a quienes la necesitan para preservar su calidad de vida o presentan síntomas graves que no pueden tratarse de otro modo.
Es importante que hable con su médico sobre su situación personal y sobre las opciones de tratamiento más adecuadas para usted.
Tratar un rectocele sin cirugía
Los tratamientos no quirúrgicos del rectocele consisten en fortalecer los músculos del suelo pélvico, que pueden ayudar a sostener y recolocar los órganos afectados. Un ginecólogo puede recomendar ejercicios para fortalecer estos músculos, como los ejercicios de Kegel. Además, los cambios en el estilo de vida, como aumentar la ingesta de fibra para reducir el estreñimiento, evitar el esfuerzo durante la defecación y vaciar el intestino con regularidad, pueden ayudar a prevenir nuevos prolapsos de los órganos de la pelvis. Si las heces quedan atrapadas en el rectocele, puede ser necesaria la evacuación manual por un especialista anal.
Tratar un rectocele con cirugía
La cirugía sólo suele recomendarse si los tratamientos no quirúrgicos son ineficaces o si los síntomas son graves. Aunque la cirugía suele aliviar los molestos síntomas asociados al rectocele, no siempre los resuelve por completo y puede ser necesario continuar con otros tratamientos tras la intervención.
La cirugía se utiliza para reparar los músculos debilitados del suelo pélvico, permitiéndoles mantener el recto y la vagina en su sitio. Durante el tratamiento quirúrgico, se realiza una incisión en la pared vaginal o cerca del orificio anal. A continuación, el cirujano levanta el suelo pélvico y lo recoloca utilizando suturas o injertos de tejido para reforzar la pared rectal anterior y crear un mejor soporte para el recto y la vagina.
El tiempo de recuperación varía en función de factores individuales como la edad y el estado general de salud, pero la mayoría de los pacientes pueden reanudar sus actividades habituales una semana después de la intervención.
¿Cómo prevenir tener un rectocele?
Para prevenir el rectocele, es importante fortalecer los músculos del suelo pélvico y de la pared abdominal. Esto puede hacerse mediante ejercicio regular, como yoga o Pilates, que implican estirar y fortalecer los músculos centrales. Además, los ejercicios de Kegel son una forma eficaz de fortalecer estos músculos.
También es importante evitar el estreñimiento crónico, ya que el esfuerzo durante la defecación puede debilitar aún más el suelo pélvico.
Tomar precauciones como éstas puede ayudar a evitar que el rectocele se desarrolle o empeore con el tiempo.
Además, se recomienda extremar las precauciones en mujeres que han tenido partos complicados. En estos casos lo mejor para prevenir la aparición es seguir estas pautas:
- Evitar pesos exagerados.
- Orinar con frecuencia evitando la distensión vesical prolongada.
- Tratar de mantener un peso adecuado para evitar complicaciones urinarias.
- Fortalecer el suelo pélvico durante el embarazo y después del parto.
- Practicar ejercicios como los Kegel para fortalecer la musculatura.
Y por supuesto, mantener un peso saludable y evitar levantar objetos pesados puede reducir el riesgo de desarrollar rectocele.
En conclusión: Qué hacer si presentas síntomas de rectocele
En conclusión, si presentas síntomas de rectocele, es importante que consultes a un médico para que te haga un diagnóstico correcto.
El tratamiento puede incluir ejercicios de Kegel o terapia física para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Además, pueden recomendarte medicamentos para aliviar el dolor y las molestias ocasionadas por esta dolencia, así como cirugía para reparar el tejido dañado.
Es muy importante que sigas las instrucciones del médico y mantengas un estilo de vida saludable para prevenir complicaciones.
Preguntas frecuentes
¿Cómo se corrige el rectocele?
La reparación de rectocele o enterocele depende en gran medida del grado y ubicación del deslizamiento. Los casos más leves pueden corregirse mediante ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico o empleando dispositivos mecánicos para mantener el tejido en su lugar. En casos graves es necesario acudir a la cirugía reconstructiva. Durante la cirugía reconstructiva, el objetivo principal es restaurar la anatomía normal mediante la reconexión o refuerzo de los músculos y ligamentos dañados dentro de la pelvis para fijar el tejido caído.
¿Qué pasa si tengo prolapso y no me opero?
Si tienes prolapso y no te operas, el problema puede empeorar. El prolapso es una condición en la que los órganos internos del cuerpo se desplazan hacia una zona incorrecta, normalmente debido a un déficit de soporte estructural. Si no se trata, los órganos comienzan a presionar contra las paredes del tracto digestivo, lo que impide que funcione correctamente. Esto puede provocar síntomas como dolor abdominal crónico, distensión abdominal, estreñimiento crónico y flatulencia excesiva. Además, si los órganos prolapsados empiezan a presionar los nervios o vasos sanguíneos cercanos, pueden causar complicaciones médicas aún mayores. Por lo tanto, es importante consultar con un médico tan pronto como sea posible si experimentas alguno de los síntomas relacionados con el prolapso para recibir el tratamiento adecuado antes de que el problema empeore.