No mucha gente sabe que las bolas chinas no son un juguete sexual. En nuestro imaginario social, estos objetos están relacionados con el disfrute y la plenitud sexual. Pero las bolas chinas sirven, realmente, para mejorar la musculatura de la vagina y fortalecer el suelo pélvico. De esta forma también mejoramos la irrigación sanguínea y, con ello, la lubricación natural de la vagina. Estos factores son los que van a incidir en que se pueda mejorar la función sexual básicamente en dos cuestiones: recuperando la sensibilidad y proporcionando orgasmos más largos e intensos. Por lo tanto, sí que es verdad que si las utilizamos podemos mejorar nuestras relaciones, pero recordando que no son en sí un objeto de placer.
Qué son las bolas chinas y cómo funcionan
Las bolas chinas son un objeto formado generalmente por dos bolas, unidas entre sí por un cordón. En su interior tienen una bola más pequeña que choca contra las paredes de la bola que la contiene cuando, al llevarlas colocadas, la mujer está en movimiento. Cuando choca, emite una vibración que provoca, de manera involuntaria, una contracción de las paredes vaginales que aumenta la circulación sanguínea, la lubricación y mejora el tono muscular.
¿Qué podemos mejorar con las bolas chinas?
Como ya te hemos comentado, con las bolas chinas podemos mejorar el tono de la musculatura del suelo pélvico. Pero primero de todo debemos saber a qué nos referimos cuando hablamos de tono muscular de la vagina, y para ello es importante conocer la diferencia entre la fuerza y el tono. A simples rasgos, la fuerza es la contracción voluntaria y consciente de los músculos, mientras que el tono es la capacidad de contracción involuntaria de los músculos. Sin embargo, si las utilizas mientras practicas los ejercicios de Kegel, además de aumentar tu tono muscular, también puedes entrenar la fuerza.
Por lo tanto, ejercitando tu suelo pélvico con las bolas chinas podemos prevenir o poner fin a los problemas que de su laxamiento se pueden derivar, como la inseguridad emocional, las pérdidas de orina, la baja autoestima, la sequedad o escozor vaginal, la falta de apetito sexual, las molestias durante las relaciones íntimas…
Es importante consultar con nuestro médico si nos conviene utilizar las bolas chinas, ya que si nuestro tono muscular es bajo nos va a ser beneficioso porque la vibración nos va a ayudar a activar los tejidos del suelo pélvico. En cambio, si tenemos hipertonía del suelo pélvico, es decir, si nuestros músculos se encuentran en excesiva tensión, no deberíamos utilizarlas porque van a activar más ese tono. En este caso deberíamos, más bien, tratar de relajar el suelo pélvico.
Cómo elegir unas bolas chinas
A la hora de elegir cuáles van a ser las bolas chinas que mejor se adapten a nosotras, debemos tener en cuenta tres factores. El primero de ellos es su peso, ya que no todas las bolas chinas pesan lo mismo. Para empezar, debemos probar con la más ligera a ver qué tal funciona y hasta que podamos mantenerlas sin problema. Es importante ser realista y observar a nuestro cuerpo, así que lo mejor es empezar por el peso que necesita. A medida que vayamos avanzando con el tratamiento, podemos ir aumentando el peso. Si usamos unas bolas chinas demasiado pesadas se nos saldrán con facilidad y nos frustraremos.
El segundo aspecto a tener en cuenta es el tamaño. A pesar de lo que se pueda pensar en un primer momento, es mejor empezar por unas bolas chinas de mayor tamaño que seamos capaces de mantener en nuestro interior. Por lo tanto, es recomendable posponer el uso de las pequeñas para más adelante cuando ya hayamos mejorado la fuerza y el tono de la musculatura. Así es que nuestro consejo es comenzar el tratamiento con bolas chinas grandes y de poco peso, para poco a poco y de forma gradual disminuir el tamaño y aumentar el peso. Sabremos cuándo cambiar de bolas siguiendo este consejo: lo más importante es que se mantengan en el interior de la vagina y que su vibración se transmita a las paredes.
El último aspecto en el que nos debemos fijar es el material: lo mejor es elegir productos que respeten el pH y la flora, como los fabricados en silicona de grado médico. En caso contrario, nos arriesgamos a que sean tóxicos o que nos puedan producir una irritación.
Teniendo en cuenta todas estas cuestiones estaremos cuidando nuestra salud a la vez que mejoramos la musculatura de nuestro suelo pélvico.