Si lo que buscas son relaciones sexuales más satisfactorias, los preliminares son un elemento básico que nos ayudarán a estimularnos y nos harán alcanzar el orgasmo. Los juegos preliminares pueden empezar en besos y caricias y pueden ir aumentando de grado poco a poco, sirviendo como antesala al coito.
En este juego vale todo y es que los preliminares nos ayudan a saber qué es lo que nos gusta o no en la cama y también para conectar y conocer un poco más a nuestra pareja, por lo que, estos jueguecitos, se llenan de complicidad a la vez que de sensualidad y excitación.
Los preliminares son un gran aliado a la hora de aumentar la lubricación tanto femenina como masculina. Esto provocará que nuestras relaciones sexuales sean más satisfactorias y harán que nos encontremos más cerca del orgasmo.
A continuación te presentamos los mejores preliminares para excitar a una mujer madura en la cama y hacerle alcanzar el orgasmo durante el sexo.
Preliminares básicos: los besos
Los besos son esenciales durante los preliminares. No tienen porqué ser besos apasionados en los labios, sino que podemos combinarlos por besos en el cuello e ir explorando, poco a poco, por el resto del cuerpo de nuestra pareja. De esta forma, notaremos cómo se estremece cuando besemos sus zonas más erógenas y haremos que se muera de deseo lentamente.
Recuerda jugar también con la lengua, sobre todo en los besos más apasionados. Los mordisquitos en ciertas zonas del cuerpo como el cuello, la zona interior de los muslos o las mamas pueden ayudar a subir la temperatura.
Preliminares con las manos y masturbación
Las manos también pueden servir para estimularnos tanto a nosotros como a nuestra pareja. Podemos ir desde suaves caricias en las zonas erógenas principales, recurrir a masajes eróticos o, incluso, masturbar a nuestra pareja. No existe un recorrido concreto ni un orden específico, debemos adaptarnos al ritmo que nos vaya marcando nuestra pareja. Por ejemplo, si recurrimos a juegos como la masturbación o las caricias en la zona íntima de nuestra pareja, uno de los indicadores de su nivel de excitación es su lubricación.
En este punto también entran lubricantes, aceites u otros juguetes como la cera de las velas o el hielo, ya que el contraste frío/calor también suele subir la temperatura. Eso sí, todo lo que hagamos debe ser bajo el consentimiento de nuestra pareja.
¿Te atreves con los juegos eróticos para tus preliminares?
Los juegos eróticos pueden ser un punto muy excitante a la hora de los preliminares y abarcan un sinfín de opciones. Dependiendo de los gustos de cada uno, podéis incluir en los preliminares diferentes juguetitos como una venda o unas esposas.
Con las vendas en los ojos haremos que sus otros sentidos se intensifiquen y que sienta más excitación, al igual que si se le atan las manos o los pies.
También podemos incluir elementos como una pluma o un látigo, para acariciar el cuerpo de nuestra pareja de arriba a bajo y excitarle más sin llegar a tocarle.
Los juguetes sexuales como anillos vibradores o los mismos dildos pueden servir para masturbar a tu pareja y hacerle que roce el cielo poco a poco.
Si sois de las parejas que se atreven con todo, también podéis incluir comida como el chocolate, la nata o la fruta en vuestros preliminares para comerlos directamente del cuerpo de vuestra pareja y disfrutar de las distintas sensaciones y los diversos aromas.
Sexo oral: el preliminar que nunca falla
Podemos decir que el sexo oral es uno de los preliminares que nunca fallan si lo que quieres es que tu pareja arda de deseo.
Durante el cunnilingus, el hombre puede simplemente centrarse en estimular la zona del clítoris o incluso extenderse a toda la zona bulbar, estimulando también los labios. Un cunnilingus hecho de forma correcta puede hacer que la mujer roce el cielo con las manos.
El sexo oral también se puede combinar con caricias o, incluso, con la masturbación y si, por si solo es bastante placentero, combinado con otros tipos de preliminares es algo explosivo.
Sin duda, los preliminares son la antesala perfecta del sexo, ya que ayuda a que alcancemos el punto perfecto para que, durante la penetración, alcancemos el orgasmo: nos ayuda a lubricar para que haya más fricción durante el sexo, ayuda a que tengamos más complicidad con nuestra pareja y a que conozcamos qué es lo que nos gusta y cómo nos gusta.
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