¿Nunca te has preguntado qué es eso del Punto G? Mucho se oye hablar de él pero no sabemos muy bien qué es ni dónde está, es como la película de Indiana Jones “En busca del Arca Perdida”. Muchos y muchas lo buscan con resultados inciertos y sólo unos pocos lo encuentran, ¿o no?
Vamos a hacer un poco de investigación, la G tiene su origen en Ernst Gräfenberg, el ginecólogo alemán que habló por primera vez en 1950 de una zona erógena intravaginal cuya estimulación se relacionaba con una secreción orgásmica femenina (ya mencionada por Aristóteles, Galeno e incluso, San Agustín).
En 1981, Alice Kahn Ladas, John D. Perry y Beverly Whipp bautizaron como punto de Gräfenberg o punto G a esa pequeña cresta intravaginal, elevada al tacto, situada en la pared vaginal anterior, detrás del hueso púbico y cerca de la uretra. Según se dice puede provocar altos niveles de excitación sexual y fuertes orgasmos. Aquí empieza la leyenda del punto G, plagada de mitos y dudosos estudios.
Los análisis biológicos han identificado en la zona del punto G unas estructuras anatómicas llamadas glándulas de Skene que secretan líquidos durante la excitación sexual y, según ciertos estudios, podrían contribuir al orgasmo. Otra explicación de la sensibilidad de la pared vaginal anterior puede ser su proximidad con el tejido que rodea la uretra y el clítoris.
¿Cómo buscar el Punto G?
Parece que la mayoría de las mujeres creen en la existencia del punto G, aunque no todas son capaces de localizarlo. Concretamente un 84% de las mujeres creen en la existencia de una zona más sensible localizada en la vagina y los investigadores dicen que no encuentran pruebas de la existencia de un lugar anatómico que pudiera ser ese famoso punto G.
¿Tú qué piensas? No se pierde nada con investigar, ¿no crees? Además, los beneficios son grandes porque se dice que los orgasmos pueden ser mucho más intensos.
Podemos intentar localizarlo palpando la pared anterior de la vagina, entre los tres y los cinco centímetros, a ver si encontramos alguna zona más sensible o ligeramente diferente, es fácil comprobar si hay mayor sensibilidad, tal vez, tú seas de las que notan enseguida ese punto G y nunca te habías parado a buscarlo. Si no es así, no te preocupes, puedes seguir buscando y buscando, seguro que será divertido. Y mientras puedes probar las posturas que te proponemos a continuación.
¿Cómo estimularlo sexualmente?
Tanto si crees en la existencia del punto G como si quieres encontrarlo, hay una serie de posturas sexuales que te pueden ayudar a localizarlo y a comprobar su sensibilidad. Bueno, y si no crees en él tampoco pierdes nada por probar. Lo importante es aumentar el contacto con la zona donde se encuentra para estimularlo.
Hay un montón de posturas que puedes probar, te vamos a contar sólo unas cuantas pero seguro que se te ocurren algunas más:
La “vaquera invertida”, que consiste en que él se acueste boca arriba y tú te coloques encima dándole la espalda. Lo interesante de esta posición es que puedes estimular a la vez el clítoris y el punto G y también tienes el control por lo que decides el ritmo y la profundidad del movimiento. Así que “a cabalgar”.
El “perrito invertido”, está vez tú estarás debajo y él de rodillas frente a ti, con tus piernas sobre sus hombros. Así se creará un mejor ángulo para alcanzar el punto G.
La “cuchara invertida” también puede ser interesante ya que consiste en acostarse de lado uno frente a otro, le puedes pedir a tu chico que haga embestidas poco profundas para alcanzar el punto G. Esta posición también hace que puedas presionar tu clítoris contra él por lo que el gustito es doble.
Y ya podemos ponernos a disfrutar con estas posturas o con otras que se nos ocurran, si no notamos más sensibilidad por lo menos nos habremos divertido intentándolo. Además, podemos seguir buscando y buscando.
Conclusión
No se han encontrado evidencias científicas ni fisiológicas de la existencia del punto G, las mediciones objetivas no han podido proporcionar pruebas consistentes de la existencia anatómica de ese lugar “mitológico”. Sin embargo, hay informes fiables y testimonios de la existencia de un área muy sensible en la parte anterior de la pared vaginal que plantean la cuestión de si se ha investigado lo suficiente sobre el tema.
Los estudios publicados por investigadores americanos el 12 de enero de 2012 en el Journal of Sexual Medicine, aseguran que la existencia del punto G seguirá siendo objeto de encendidos debates, ya que no se encuentra evidencia de su existencia en ninguno de los estudios analizados y que no ven pruebas de ninguna estructura en la zona capaz de provocar un orgasmo vaginal.
En cualquier caso, nunca está de más cuidar nuestra vagina y mimarla porque, reconozcámoslo, la tenemos muy olvidada. Así que exista o no el punto G podemos realizarnos un rejuvenecimiento vaginal con tecnología láser de diodo BeNuren o infiltraciones de Ácido Hialurónico para engrosar nuestras paredes vaginales y aumentar su lubricación, lo que siempre repercutirá en un mayor placer.
Y si, además, hacemos ejercicio con el Vaginal Training podremos darle una nueva elasticidad y fortaleza a los músculos de nuestra zona íntima.
Descarga nuestro ebook GRATIS y alcanza el clímax
«5 posturas sexuales para alcanzar el clímax femenino»