Un sofocón te llega de golpe, sin avisar y sin esperarlo. Te suben las temperaturas del cuerpo, te arremangas, te recoges el pelo y buscas algo con lo que hacerte aire. Esta es una rutina en la vida de las mujeres con menopausia.

Los calores repentinos son unos de los síntomas que ya te explicamos en un post anterior sobre cómo nos afecta la menopausia. Si ya lo has leído y has identificado qué cambios está experimentando tu cuerpo, hoy te vamos a dar unos consejos sobre cómo preservar nuestra calidad de vida durante la menopausia para que nuestra rutina se vea afectada lo mínimo posible. Porque la menopausia no es sinónimo de molestias o preocupación.

Si bien es cierto que hay muchos factores que influyen en la forma de hacer frente  a este periodo, como la personalidad de la mujer, la cultura, el entorno, las creencias, la sociedad o los familiares, adoptar algunos hábitos en nuestra vida pueden ayudarnos a llevar esta etapa con optimismo, bienestar y salud. Además, tener prácticas saludables no solo supone mejorar la calidad de vida en esta fase, sino que influirá decisivamente en nuestra salud durante el resto de nuestra vida.​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​

Nuestro primer consejo es que te informes con tu ginecólogo sobre los cambios que se van a producir y qué consecuencias van a tener en tu  organismo, tanto a corto como a largo plazo.

Es muy importante que tu dieta sea saludable y equilibrada para controlar el peso, ya que con la menstruación experimentamos cambios de      figura y peso.

Incrementa el consumo de calcio para fortalecer tus huesos y prevenir de esta manera la osteoporosis.

Es aconsejable que practiques deporte en caso de que no tengas este hábito para evitar la obesidad o prevenir problemas cardíacos. Tienes  muchas opciones: caminar, bailar, nadar, montar en bicicleta o hacer pilates o yoga… Ejercitarte no solo contribuirá a mantenerte en buena  forma física, sino que también te ayudará a desconectar.

Mantén una vida social activa: relacionarte con tus seres queridos y compartir con ellos tus sentimientos, dudas y emociones será beneficioso  en esta etapa.

Usa un lubricante vaginal a base de agua o una crema o pastilla vaginal de estrógeno para ayudarte con las molestias vaginales y hacer que    tus relaciones sean más placenteras.

Deja de fumar, de esta forma reducirás los sofocos en cantidad e intensidad.

Cuida tu suelo pélvico. En esta etapa es fundamental realizar revisiones ginecológicas periódicas y practicar  ejercicios de fortalecimiento para  evitar la incontinencia urinaria y el prolapso genital.

Para prevenir o minimizar los sofocos y la sudoración existen complementos alimenticios que ofrecen beneficios, como de las isoflavonas de soja, el lúpulo o la salvia.

​​​​​​​-Controla tu cuerpo para confirmar que todo está bien, como la presión arterial, los niveles de coleterol y el azúcar en sangre. Es muy  importante que acudas a revisiones médicas periódicamente y que informes a un especialista de cualquier alteración o síntoma que tengas.

Según nuestra experiencia, la mejor manera de afrontar esta etapa es vivirla de la manera más natural posible. Entenderla como un episodio más de la existencia femenina es la opción más positiva.