Hace ya mucho tiempo que, por suerte, la biología es solo un aspecto más de nuestras vidas y no tiene por qué definirnos ni condicionar nuestro desarrollo como persona. En el caso concreto de las mujeres, nuestras decisiones sobre la maternidad han dejado de ser para muchas nuestra única razón de ser. Es por ello que la llegada de la menopausia no tiene por qué determinar nuestra vida. Sin embargo, muchas mujeres entienden este momento como una etapa difícil, ya que es una señal más de que el tiempo pasa y de que cada vez somos más mayores.

La menopausia es una etapa fundamental, porque implica la transición entre dos ciclos vitales: la menstruación desaparece y dejamos de ser fértiles. Se trata de un proceso que todas las mujeres a cierta edad tenemos que atravesar y con el que nuestro cuerpo sufre cambios que pueden afectar no solo a la salud, sino también al ámbito personal y social. Algunos síntomas son inherentes a todas las mujeres, mientras que otros más puntuales o específicos. Conocer cómo nos afecta es la mejor manera de afrontar con naturalidad esta nueva etapa. Vamos a ello.

Cuando una mujer alcanza aproximadamente los 50 años entra en una época llamada climaterio, que implica el paso de la época fértil a la época no fértil. Este proceso puede durar entre cinco y diez años y su fenómeno más importante es la menopausia, que aparece de forma gradual: los ovarios femeninos empiezan a disminuir la producción de óvulos fértiles, los periodos se espacian y en ocasiones fallan durante meses, el flujo menstrual se reduce… Para considerar que una mujer ha entrado definitivamente en la menopausia debe pasar doce meses sin menstruación.

Síntomas de la menopausia

Los signos de la menopausia son fácilmente reconocibles: durante esta época, los ovarios a veces producen demasiados estrógenos o progesterona, y otras veces muy pocos, lo que provoca una deshidratación de la piel y la sequedad vaginal. Las pérdidas de orina por la debilitación del suelo pélvico, los sofocos, el cambio de figura y peso o la aparición de dolores o problemas durante las relaciones sexuales son también síntomas comunes. Asimismo, la masa ósea se ve alterada, ya que se debilita y puede derivar en osteoporosis. Además, en casos muy puntuales puede darse la situación de sufrir trastornos cardiovasculares o de sangrar un año después de la última menstruación, por lo que es conveniente que nos hagamos una revisión médica para descartar posibles complicaciones.

Más allá de las cuestiones puramente clínicas, también se producen cambios a nivel emocional y psicológico. Para algunas mujeres la menopausia representa una modificación en su forma de vivir, que puede desencadenar alteraciones del sueño, depresión o acentuados desequilibrios emocionales. No a todas las mujeres nos afecta en este plano, pero en caso de ser necesario, te recomendamos acudir a un especialista para analizar y tratar la situación adecuadamente.

La menopausia, en un pasado, podía ser sinónimo de vejez, pero hoy en día es simplemente una etapa más y, como tal, precisa vigilancia y control para asegurarnos de que todos los cambios se están produciendo correctamente.