¡Voy a contarlo! Ayer estaba en el trabajo y sentí cómo de repente empapaba las braguitas, pensé “¿cómo puede ser si no me toca la regla?”. Fui al baño y.. ahí estaba, se me había escapado el pis. ¡Había que decirlo, y se dijo!

Muchas mujeres nos quedamos calladas y vivimos con la incontinencia urinaria, que en mi caso ha llegado tras el parto. Me he preocupado tanto por cuidar de mi pequeña que me he olvidado de mi propia salud íntima. ¡Stop! Ese es mi pensamiento, que se suma al de no querer vivir toda la vida con los escapes de orina, por que esto va a más con los años.

¿Por qué tengo incontinencia urinaria?

La incontinencia urinaria es un problema de salud que afecta a muchas personas, mayoritariamente a las mujeres y, además, va a más con la edad. Está tipificada como una patología grave, que limita nuestra autonomía y deteriora nuestra calidad de vida. Siempre con las compresas, pendiente de que no se note, afecta a ese momento de hacer deporte o cuando coges a tu peque en brazos, al final una patología que acaba afectando a la autoestima de la mujer.

Además, en muchas ocasiones nos afecta socialmente, genera en nosotras inquietud y estrés, haciendo que todavía se note más el problema que endiabladamente tratamos de ocultar en lugar de buscar soluciones definitivas. De hecho, la incontinencia urinaria es considerada la tercera enfermedad crónica más limitante de la calidad de vida, después de los problemas cardiovasculares graves y de los problemas mentales.

Según datos del Informe del Observatorio Nacional de la Incontinencia, las pérdidas de orina son especialmente comunes entre la población femenina, ya que se estima que afectan a más de tres millones de mujeres en España. Pero lo cierto es que, a pesar de ser una afección frecuente, no la solemos reconocer por vergüenza.

Es hora de cambiar de actitud, porque, cuanto más se hable de ella, más información recibiremos y podremos aumentar nuestra calidad de vida más fácilmente. 

Informarnos sobre la incontinencia urinaria nos ayuda a entender mejor esta nueva circunstancia y a mejorar su tratamiento. El primer paso para ello es conocer qué puede estar causándonos las pérdidas de orina. Son cuatro las causas principales, que a continuación te vamos a explicar.

Embarazo y parto

Durante el embarazo, los cambios hormonales producidos debilitan los tejidos del suelo pélvico (los encargados de controlar la vejiga) para que el bebé se expanda y el parto sea fácil. Pero esto, junto con el aumento del peso del feto, que presiona el suelo pélvico, los ligamentos y la vejiga, pueden provocar incontinencia de esfuerzo.

Asimismo, después de dar a luz se pueden producir escapes porque los partos debilitan los músculos del suelo pélvico y pueden dañar sus nervios y el tejido de sostén, lo que lleva a que el suelo pélvico descienda, hecho que se conoce como prolapso uterino. El prolapso ocurre cuando los músculos y los ligamentos del suelo pélvico se estiran y se debilitan, por lo que dejan de proporcionar un sostén adecuado para los órganos de la cavidad pélvica, que se deslizan hacia la vagina o sobresalen de ella. Dichas protuberancias pueden asociarse a la incontinencia urinaria.

Menopausia

La menopausia también puede afectar a la capacidad para retener la orina. Después de esta fase femenina, las mujeres producen menos estrógeno, una hormona que ayuda a conservar sana la membrana que recubre la vejiga y la uretra. Estos dos músculos forman parte del suelo pélvico, que se degenera cuando no recibe la estimulación de los estrógenos y puede agravar la incontinencia.

Musculatura del suelo pélvico

La mayoría de los problemas de control de la vejiga ocurren cuando los músculos están demasiado débiles o demasiado activos. Si los músculos se debilitan, es posible que tengas escapes al estornudar, reír o levantar objetos pesados. Esto se conoce como incontinencia de esfuerzo o por estrés. En cambio, si los tejidos de la vejiga están demasiado activos, es posible que sientas una fuerte urgencia por ir al baño, aunque la cantidad de orina en la vejiga sea pequeña. Este tipo de incontinencia recibe el nombre de incontinencia de urgencia o vejiga hiperactiva.

Trastorno neurológico

Muchas patologías neurológicas alteran el funcionamiento de la vejiga urinaria, bien sea en su fase de almacenamiento o de vaciamiento. Y es que el aparato urinario depende del sistema nervioso para funcionar correctamente: los nervios son los encargados de transmitir el mensaje desde la vejiga hasta el cerebro para comunicarle que la vejiga está llena.

Por eso enfermedades como el párkinson, el ictus, la esclerosis múltiple o una lesión medular pueden provocar la incapacidad de controlar la vejiga o vaciarla completamente. Es un tema muy importante, ya que en numerosas ocasiones los síntomas urinarios son la manera de revelar una afección neurológica.

Enfermedades o problemas de salud

Existen varios problemas médicos que afectan a nuestra salud y que pueden causar alteraciones en la vejiga, como:

  • Una infección urinaria, que puede irritar el interior de la vejiga y causar sensación de urgencia o escapes de orina.

  • Diabetes. Las mujeres con diabetes son más propensas a sufrir problemas de sensibilidad de la vejiga, que pueden derivar en incontinencia urinaria por rebosamiento. La diabetes también está asociada a una cantidad de orina muy grande debido a los niveles altos de azúcar en sangre. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de tener pérdidas.

  • La obesidad también puede provocar incontinencia, ya que la grasa abdominal ejerce más presión sobre el suelo pélvico y la vejiga.

Un aspecto positivo de la incontinencia causada por problemas médicos es que, generalmente, los escapes desaparecen cuando el problema principal es tratado.

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