En verano, y sobre todo en vacaciones, tendemos un poco al desorden y al caos. Pasamos los días de forma más libre sin ataduras de horarios ni rutinas y con ello ponemos en peligro nuestra salud íntima. Estos son algunos consejos para evitar las molestas infecciones urinarias en verano que nos arruinan la diversión.
Vamos a la playa o a la piscina. Baño, toalla, baño, toalla, vamos a comer, volvemos a la toalla, otro baño, etc. En todo este tiempo, llevamos el mismo bañador, que pasa de húmedo a seco sin quitárnoslo. Este es el ambiente ideal para las infecciones: humedad y calor. Si tenemos suerte, no ocurrirá nada y podremos seguir con un verano normal. Sin embargo, si somos propensas a las infecciones, las probabilidades de contraer una de ellas en verano son muy altas.
¿Y por qué me pasa a mí?
Aunque la humedad es un “vehículo facilitador” que altera el PH de la vagina y permite que ciertas bacterias proliferen, las aguas contaminadas o mal mantenidas pueden colaborar a la aparición de estas infecciones.
La cantidad de infecciones aumentan hasta en un 50% en verano por todo lo comentado. Cabe destacar que hay mujeres que son portadoras de estas infecciones aunque no las desarrollan hasta que se dan las circunstancias adecuadas. Esto es humedad y calor. Premio de verano.
Cómo identificarlas
Picor, escozor e irritación son los principales signos de que algo no funciona bien. En ocasiones pueden aparecer también erupciones y granitos que alarman más. También puede darse inflamación de los genitales y posibles cambios de coloración y consistencia del flujo vaginal, así como dolor al orinar y al mantener relaciones sexuales.
Todo ello es un cóctel perfecto para la incomodidad. Y si es en verano, cuando estamos de vacaciones es lo último que queremos tener como acompañante. Con suerte, la infección se hará presente al volver a casa, pero si no sucede así y nos pilla lejos hay que buscar un médico de urgencia.
Mejor prevenir que lamentar
Como hemos comentado, no todas las mujeres van a sufrir estas infecciones, pero las condiciones de la temporada aumentan las probabilidades. Algo muy sencillo que podemos hacer para evitarlas es cambiarnos de bañador. Durante una sesión de playa o piscina es común llevar el mismo bikini. Sin embargo, al llegar a casa, ir a comer o a dar un paseo, lo mejor es cambiarnos. Si es posible por ropa interior de algodón que permita transpirar y sin usar salvaslip.
¿Y si ya la tengo?
Si ya estás sufriendo los estragos de la infección vaginal, vas a necesitar un poco de ayuda. Dependerá de si es un hongo (la conocida cándida) o si por el contrario es bacteriana. En este último caso se utilizan antibióticos que actúan a corto plazo. Sin embargo, hay que vigilar su uso, ya que se producen recaídas frecuentes y esto refuerza la resistencia de las bacterias al antibiótico, haciendo mucho más difícil su tratamiento posterior.
Por el contrario, en el caso de infección por candidiasis, se tratan con probióticos que suelen venir en forma de tampón. Estos probióticos mantienen bajo el nivel de PH para que el hongo no prolifere. Se pueden usar tanto si la padeces como de forma preventiva.
Si sufres infecciones urinarias con frecuencia, tenemos un tratamiento para ti: Vuelve a ser tú, con el que ayudarás a tu cuerpo a defenderse de estas molestas infecciones. Pide tu cita y te asesoraremos de forma personalizada.