El embarazo puede suponer un cambio de nuestra vida: desde el momento en el descubrimos que vamos a ser madres nuestras prioridades pasan a ser otras y nuestras rutinas se alteran. Que nuestro bebé nazca sano se convierte en una preocupación constante, y por eso condicionamos nuestra vida entorno a ello. Cambiamos nuestro día a día y lo adaptamos a este nuevo estado. Si tenemos un trabajo que implica mucho esfuerzo, bajamos el ritmo. Si practicamos un determinado deporte, consultamos con nuestro médico si podemos hacerlo durante el embarazo.

Nuestra dieta también es un factor importante. La alimentación debe ser sana, variada y equilibrada, ya que influye de manera fundamental en el desarrollo del bebé. Las necesidades del feto y de la futura mamá varían en función del trimestre de embarazo, y para ello en cada etapa nuestro doctor nos recomendará aumentar el consumo de ciertos alimentos, a la vez que nos limitará el de otros.

En nuestro día a día incluimos las visitas rutinarias al doctor para comprobar que nuestro estado de salud y el de nuestro bebé es el adecuado. Es fundamental acudir a la matrona y al ginecólogo para conocer el buen desarrollo del embarazo. Las primeras ecografías, la emoción de descubrir el sexo y la felicidad de verlo en directo (ahora es posible incluso en 4D y 5) harán la espera menos larga.

Durante los nueve meses llevas a cabo los preparativos para el nacimiento: comprar la ropa, preparar su habitación, pensar el nombre… Es normal que a menudo pienses en tu bebé y que quieras darle la mejor bienvenida, pero lo recomendable es que dentro de las posibilidades continúes con un ritmo de vida similar al previo al embarazo. Eso sí, descansando todo lo que necesites. Que estés esperando un bebé no implica una transformación radical de tu vida: simplemente debes alterar un poco tu rutina durante nueve meses, combinándola con otras tareas que en esta nueva etapa pasan a ser importantes para ti.